1.- Introducción al capítulo tercero de las sextas moradas de santa Teresa de Jesús
Supongamos por un momento que ninguno de nosotros llegase a vivir con la misma intensidad las experiencias contadas por Teresa de Jesús en el capítulo sexto de las sextas moradas. ¿Merecería la pena seguir comprendiendo las sextas moradas? Mi respuesta es concisa: Sí.
Más allá de lo que podamos llegar a vivir, las sextas moradas en su conjunto son un tratado de amor a Dios y a los demás. Un libro donde aprender el amor adulto desde el amor recibido.
De momento sabemos que el amor de Dios se manifiesta en situaciones precarias (capítulo primero) y que el Señor sigue llamando con fuerza en medio de la vida dejando sentir su presencia (“inflamación deleitosa“). Además, hemos aprendido a comprender la vida repleta de sufrimientos propios y ajenos, en ocasiones junto a momentos de gozo y paz (“pena sabrosa”, o “heridas de amor”). Aspiramos a vivir lo que viene con la mínima intensidad, dispuestos a recibir lo que el Espíritu Santo considere oportuno.
Lo aprendido hasta aquí va a servirnos para el resto de las sextas moradas. Nunca olvidaremos el sufrimiento de las víctimas del mundo y gozaremos de los momentos de paz y belleza de la existencia.
Ahora bien, a partir del capitulo tercero, Teresa nos va a enseñar diversas formas “sabrosas“, el lado agradable de enfrentarnos a la vida desde el amor recibido de Dios.
Abarca varios capítulos, del 3 al 6 inclusive. Son el plato fuerte de las sextas. A saber, las “hablas” dirá ella, o “locuciones” según la tradición de la Iglesia. Los “arrobamientos“ del capítulo cuarto. El “vuelo de espíritu” del quinto y los “arrobamientos de contento” del sexto.
2.- Para leer M 6.3 con detenimiento:
El capítulo tiene tres partes, las “hablas” normales (nn 1-11); las “hablas” con visión intelectual (nn. 12-16); y los “efectos”, o cambios que trae consigo esta gracia (nn.17-18).
El titulo al capítulo, escrito al acabar el libro en folio suelto hoy perdido, nos cuenta el contenido, “de la manera que habla Dios al alma cuando es servido”. Y en el n. 1 lo explicita:
“Otra manera tiene Dios de despertar al alma, y aunque en alguna manera parece mayor merced que las dichas, podrá ser más peligrosa y por eso me detendré algo en ella, que son unas hablas con el alma de muchas maneras: unas parece vienen de fuera, otras de lo muy interior del alma, otras de lo superior de ella, otras tan en lo exterior que se oyen con los oídos, porque parece es voz formada. Algunas veces, y muchas, puede ser antojo, en especial en personas de flaca imaginación o melancólicas, digo de melancolía notable”.
Los nn. 2-3 advierten acerca de la “melancolía”, Hoy podríamos traducirla como depresión. Para el diccionario de Covarrubias se trata de personas enfermas de tristeza.
El n. 4 vuelve sobre el tema: “Pues tornando a lo que decía de las hablas con el ánima, de todas las maneras que he dicho, pueden ser de Dios y también del demonio y de la propia imaginación (…) De una cosa os aviso, que no penséis, aunque sean de Dios, seréis por eso mejores, que harto habló a los fariseos, y todo el bien está cómo se aprovechan de estas palabras; y ninguna que no vaya muy conforme a la Escritura hagáis más caso de ellas que si las oyeseis al mismo demonio”.
En los nn. 5-11 da las señales para discernir las hablas auténticas de las creadas por la imaginación, o por el demonio: “la primera y más verdadera es el poderío y señorío que traen consigo, que es hablando y obrando”.
“La segunda razón, una gran quietud que queda en el alma, y recogimiento devoto y pacífico, y dispuesta para alabanzas de Dios. ¡Oh Señor! Si una palabra enviada a decir con un paje vuestro que a lo que dicen, al menos éstas en esta morada no las dice el mismo Señor, sino algún ángel), tienen tanta fuerza, ¿qué tal la dejaréis en el alma que está atada por amor con Vos y Vos con ella?
“La tercera señal es no pasarse estas palabras de la memoria en muy mucho tiempo y algunas jamás“.
A partir del n. 12 explica otra forma de hablas, unidas a la visión intelectual:
“Otra manera hay como habla el Señor al alma, que yo tengo para mí ser muy cierto de su parte, con alguna visión intelectual, que adelante diré cómo es. Es tan en lo íntimo del alma, y parécele tan claro oír aquellas palabras con los oídos del alma al mismo Señor y tan en secreto, que la misma manera del entenderlas, con las operaciones que hace la misma visión, asegura y da certidumbre no poder el demonio tener parte allí“
A continuación expone otros cuatro criterios para discernir su veracidad, de los nn. 12 al 16: vienen a deshora y en cualquier circunstancia (n.13); es como quien oye (n.14); con unas palabras se comprenden muchos misterios divinos (n. 15); este comprender deja en paz y concluye que nunca debemos llevar a la práctica un habla sin consultar, “de no se mover a hacer nada por cosa que entienda”.
Termina el capítulo con los nn. 17-18. explicando los cambios que se producen en el alma, los “efectos”.
3.- Algunas reflexiones y preguntas
En este capítulo de las sextas salen a la luz aspectos de la vida espiritual que llevamos viviendo dese el principio. En toda comunicación humana la palabra ocupa un papel primordial. Es más, podemos decir que la comunicación profunda entre personas es el fundamento de todo. Sin ella, todo fracasa. Con ella se abren nuevas perspectivas y se construyen las sociedades.
En la relación con Dios no podía ser de otra manera. Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne y sangre. Se comunica de diversas maneras, la naturaleza, la historia, las gentes, etc. Dentro del teresianismo, el diálogo es la esencia de la oración. Se realiza desde el fondo del alma, desde el “centro“.
Los cristianos aceptamos de buen gusto un interlocutor, Jesucristo, la Palabra de Dios, y aceptamos también la mediación de la Biblia, donde se contiene esa Palabra. En consecuencia la meditación de los misterios de la vida de Cristo van llenando de contenido el diálogo con él. Ellas son el origen último de lo que con el tiempo y la ayuda del Espíritu Santo serán las hablas místicas. La mayoría harán referencia directa o indirecta a la Palabra de Dios. Explicaré el proceso en su momento.
Igual que sucede en las relaciones amorosas de los humanos, la comunicación no llega nunca a la palabrería, es más, con el paso del tiempo los verdaderos amantes necesitan pocas palabras para entenderse. El silencio amoroso acaba por ser el susurro de la palabra. Pocas, plagadas de fuerza y sentido, silenciosas. Puestos en lo divino esas son las hablas místicas.
La palabra inunda los diferentes aspectos de una relación. Tanto las cosas materiales, o el día a día, necesitan de ellas. Estando como estamos en el reino del Amor la comunicación con el Señor va a inundar el resto de los capítulos, los arrobamientos, vuelos de espíritu, arrobamiento de contento, el diálogo desde la sagrada Humanidad de Cristo, las visiones intelectuales e imaginarias, la suspensión en Dios, la noche oscura…, se acompañarán siempre de la palabra en diálogo con la Palabra. Dialogo apasionado y apasionante de los amantes, hasta llegar a visitar los purgatorios e infiernos de la vida…, y experimentar el silencio de Dios en la cruz del Hijo.
Algunas enfermedades mentales, cuyo origen y sanación siguen siendo desconocidos para la ciencia, también producen hablas. El enfermo ve y oye palabras que asaltan su mente sin ningún control. Quizás por eso las hablas místicas siempre han sido sospechosas. Escasos autores espirituales se han atrevido a entrar en ellas. Teresa y Juan de la cruz son una excepción.
Para terminar una pregunta, ¿Podemos la gente corriente vivir hablas místicas? La respuesta mas adecuada, a mi entender, distingue entre las hablas explicadas en el capítulo tercero de la sexta morada, del proceso de gestación de un habla.
Al proceso de maduración de las hablas debemos incorporarnos todos los cristianos. De hecho, lo estamos haciendo sin saberlo. Las locuciones en su máxima expresión, son un don del Espíritu Santo que algunos cristianos viven sin ser conscientes. Uno de los beneficios de seguir el itinerario ha de ser el de reconocer en nuestras vidas, hechos que hasta entonces eran misteriosos. Y saber que son regalos para prepararnos a mejor amar.
(Puedes también leer despacio el capítulo 25 de Vida, uno de los paralelos. Acompañado por un aria de amor muy conocida, Una furtiva lagrima, interpretada por Pavarotti)
2 Comentarios
Me parece maravilloso este camino espiritual quiero con el favor de Dios seguir ahondando en el. Gracias Padre Antonio mas me gustaría comunicarme con usted para que me orientara con unos grupos que tengo. Dios lo bendiga siempre
Querida Majecala, disculpa la tardanza en contestar. Estoy a vuestra disposición. Cuentas conmigo para lo que necesites. Mi teléfono es +34 656496661. Lo mejor es contactar conmigo por Washap, porque lo llevo al día. El resto de medios de comunicación se amontonan sin contestar.
Junto a mi teléfono y por Washap cabe la posibilidad de uniros a una catequesis sobre la oración comenzando desde el principio que hemos empezado esta semana.
De qué país escribes?
Un fuerte abrazo y muy unidos a Jesucristo.