De Maria Noel
Aprovechando que el P.Antonio Mas ha comenzado con las cuartas moradas y ya que hoy se celebra el día de los enamorados me venían las palabras de Teresa de Jesús:
“Quizás no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho” (4M 1,7).
Y me animó a compartir unas pinceladas de mi reflexión con vosotros.
Espero que todos hayamos pasado por la experiencia de estar enamorados. La reconocemos en seguida, y no solo por las “mariposillas” en el estómago, sino por el significado que toma para nosotros el otro.
En ese estado de enamoramiento, estamos pendientes del otro, nos afecta a nuestro ánimo, y nos acordamos del amado en todas partes, “quien ama en toda parte ama”. Todo parece que se ve de manera diferente. Se produce un salir de uno mismo al otro en todo momento, en todo lugar.
Si bien ese estado puede ser germinal de un amor más profundo, eso no es amor.
Hoy en día parece que en muchos sentidos hemos vaciado de contenido el término amor. Se nos han colado muchas cosas en su nombre, que no son.
Muchos mensajes que recibimos promueven el individualismo borrando muchas veces al otro de nuestro horizonte mental. Somos seres en relación y así es como crecemos como personas, en relación con los demás. Pero cuanto más nos auscultemos a nosotros mismos en lo que queremos, en lo que nos gusta hacer, en cómo nos sentimos, en ver cómo podemos colmar nuestras necesidades con otro, menos vamos a sentir su verdadera presencia.
Al buscar satisfacernos, se produce justamente la mayor separación del otro, ya que lo utilizamos, anulándolo en su ser y crecimiento personal. El otro no nos interesaría en sí mismo. Y como el amor es en libertad, sería sujetarlo.
La única manera de entrar en el misterio del otro, es amándolo.
El amor exige olvidarnos de nosotros. Todo lo que no favorezca el crecimiento personal y desarrollo del otro como persona, habría que descartarlo, porque sino asaltamos su identidad.
El amor es lo que une a las personas, pero nunca con una sujeción. En cada acción con los demás tenemos que ser conscientes, reflexionar de lo que queremos significar con esa acción, para nosotros y para otro. No solo con palabras, sino con obras, ser consecuentes buscando su bien. Sin violentar.
Creo que Teresa de Jesús en las Moradas nos enseña a amar, a relacionarnos de una forma amorosa con el otro/Otro. Los cimientos de su castillo serán las relaciones mutuas. Nos invita a introducirnos en otra manera de ser, desplazando lo que no favorece eso, nos invita a conformarnos con Cristo, quien nunca se miró a sí mismo. Quien puso todo lo que era al servicio de los demás.
Cada vez más desde un amor más profundo nos conformarnos con Su identidad, separándonos de otras identidades. De esta manera podemos llegar a ser esa nueva humanidad, donde impere el Amor. La comunidad, relación amorosa entre personas, es la única forma de vivir plenamente el amor unos con otros.
Dios es comunidad. Dios es Amor. ¡Feliz día!
Maria Noel
Itinerario Espiritual
Si te unes por primera vez a esta aventura de amor humano y divino, lee las entradas desde el principio del Blog.
No encontrarás una especie de recetario de cocina, ni un conjunto de normas.
Sí te garantizo que encontrarás una forma de vivir, en amistad con Jesucristo, de la mano de Teresa de Jesús.
Sea cual sea tu situación de partida, eres bienvenido.
Comentario
Me ha llegado cómo sólo podemos penetrar en el misterio de otra persona desde el amor, amando. Siento que la vida nos va regalando oportunidades para descubrir la esencia de las personas con las que nos encontramos, eso que la habita, que “nos”habita por dentro. Sentirnos hermanados y hermanadas en el Amor De Dios. Ojalá el Señor nos ayude a vivir no desde nuestro egocentrismo, sino desde esa actitud de apertura al otro-otra, y en ellos al Amor De Dios.