Continúa la presentación de las visiones imaginarias en el capítulo nueve de las sextas moradas de santa Teresa de Jesús. En el post anterior dimos pistas de lecturas a la primer parte de los Nº 1 al 8. Ahora presento los números 9 al 18, los efectos, dificultades y transformaciones a consecuencia de la visión.
1.- Recorrido breve por los números 9 al 18
Nº9. Visiones que son fantasías de la mente, creadas por la persona sin que tenga ninguna repercusión en sus vidas: “todo lo que piensan claramente les parece que lo ven; aunque si hubiesen visto la verdadera visión, entenderían, muy sin quedarles duda, el engaño; porque van ellas mismas componiendo lo que ven con su imaginación, y no hace después ningún efecto, sino que se quedan frías”.
Nº10. Características de una visión auténtica. “estando el alma muy lejos de que ha de ver cosa, ni pasarle por pensamiento, de presto se le representa muy por junto y revuelve todas las potencias y sentidos con un gran temor y alboroto, para ponerlas luego en aquella dichosa paz”. Las verdaderas visiones vienen de repente revolucionan la persona entera, suprimen toda actividad y queda arrobada en verdadera paz.
Pone el ejemplo de la conversión de san Pablo (He 9,3) y añade algo interesante que desarrollará en el capítulo 10, la comprensión teológica de lo que ve: “Así como cuando fue derrocado San Pablo, vino aquella tempestad y alboroto en el cielo, así acá en este mundo interior se hace gran movimiento, y en un punto -como he dicho- queda todo sosegado, y esta alma tan enseñada de unas tan grandes verdades, que no ha menester otro maestro”.
Durando poco tiempo queda el alma con certeza de ser verdad, aunque los confesores le van a hacer dudar muy pronto. Por ahí entra el demonio a “alborotar“, sin que dude de estar en la verdad. Se aferra -como en otras ocasiones- a los buenos “efectos” que produce.
Nº11. El confesor no entiende nada, (pasaba en el siglo XVI y ahora, los futuros sacerdotes siguen si estudiar estas cosas). A ella le sirve para ir con cuidado y esperamos frutos, la humildad y el crecimiento de las virtudes: “Y así es menester ir con aviso, hasta aguardar tiempo del fruto que hacen estas apariciones, e ir poco a poco mirando la humildad con que dejan al alma y la fortaleza en la virtud; que si es de demonio, presto dará señal y le cogerán en mil mentiras”. Por suerte algún sacerdote ha vivido cosas iguales o parecidas, la entiende y sabe si es imaginación o demonio. Y si no las ha vivido y las ha estudiado (“letras“) y “don de conocer espíritus”, pronto sabrá orientarla.
Nº12. Aconseja con frecuencia, aquí también, contar al confesor cómo vamos viviendo la “oración“, por estar en lugar del Señor, tanto si son auténticas como falsas. “Pensando que os hace tan grandes mercedes, os esforzaréis a contentarle mejor y andar siempre ocupada en la memoria su figura“. Las experiencias se verifican en la práctica. Algo muy útil, se tengan o no visiones, consiste en procurar llevar con frecuencia la imagen de Cristo en la memoria. Y esforzarnos por hacer su voluntad. Coincide con la propuesta hecha por PNL (Programación neurolinguística), traer una imagen adecuad de Cristo -previamente elegida-, cuando vengan imágenes que no nos convenga retener.
Nª13. Una falsa propuesta, las “higas“. Gesto indecente para una señorita bien como es el caso de Teresa. Se trata de ahuyentar las visiones con una grosería por considerarlas demoniacas. El Covarrubias saca de muchas dudas: “HIGAS, es una manera de menosprecio que hacemos cerrando el puño, y mostrando el dedo pulgar por entre el dedo índice, y el medio, es disfrazada pulla. La higa antigua era tan solamente una semejanza del miembro viril, extendido el dedo medio,, y encogiendo el índice, y el auricular”. Teresa se niega a practicarlo.
Nº14. La imagen viva ha quedado grabada y hace bien recordarla. “Una gran ganancia saca el alma de esta merced del Señor, que es, cuando piensa en El o en su vida y Pasión, acordarse de su mansísimo y hermoso rostro, que es grandísimo consuelo“.
Nº15.Nunca debemos pedir las visiones, sería falta de humildad, previamente a recibirlas nos da un gran conocimiento de nuestras miserias; en segundo lugar, porque el demonio puede entrometerse fácilmente; tercero, por la facilidad de crear nosotros la imagen; cuarto, por ser gran atrevimiento escoger nosotros el camino a seguir; quinto, las visiones van acompañadas de grandes trabajos y padecimientos; sexto y último, pensando ganar, perderemos como le sucedió a Saúl (1 Reyes 15,10-11).
Nº16. Este número es muy importante porque nos remite a la esencia de la vida espiritual según santa Teresa. “creedme que es lo más seguro no querer sino lo que quiere Dios, que nos conoce más que nosotros mismos y nos ama. Pongámonos en sus manos, para que sea hecha su voluntad en nosotras, y no podemos errar, si con determinada voluntad nos estamos siempre en esto.
Por recibir regalos de Dios no tendremos más “gloria”, es decir, un lugar más importante en el cielo. Al contrario las mercedes recibidas nos obligan a más “servir”, es decir, a hacer más y mejor obras en beneficio de los demás, “y así hay muchas personas santas que jamás supieron qué cosa es recibir una de aquestas mercedes; y otras que las reciben, que no lo son”.
Nº17. Teresa reconoce la ayuda que supone recibir estos regalos par el crecimiento de las virtudes; todavía valora más quien va aprendiendo a vivir la vida según Jesucristo con su esfuerzo (“trabajo“). Conoce a dos personas que las tienen y preferirían no tener regalos en la oración de contemplación, “deseosas de servir a su Majestad a su costa, sin estos grandes regalos, y tan ansiosas por padecer, que se quejaban a nuestro Señor porque se los daba”.
Nº 18. A modo de conclusión, vuelve a explicarnos que el objetivo de la vida espiritual es el servicio, reservado a almas muy enamoradas: “Verdad es que también son estos deseos sobrenaturales, a mi parecer, y de almas muy enamoradas, que querrían viese el Señor que no le sirven por sueldo; y así -como he dicho- jamás se les acuerda que han de recibir gloria por cosa, para esforzarse más por eso a servir, sino de contentar al amor, que es su natural obrar siempre de mil maneras”.
Reflexiones
El capítulo tiene dos partes, la esencia de las visiones imaginarias en los números 1 al 8; y las consecuencias del 9 al 18. Por un breve tiempo ve a Cristo en su Humanidad resucitada, hablándole y haciéndole comprender misterios de la fe. El capítulo privilegia el encuentro con el Cristo Juez del mundo.
Para terminar de comprender las visiones imaginarias hay que recurrir a su origen en los textos paralelos de Vida 28 y 29 y algunas de las Relaciones. El mundo de la imagen tiene su fuente en la oración apoyada en imágenes, sean estampas habituales, retablos de Iglesia o iconografía de libros. Por puro don de amor la imagen fija que guarda en la memoria aparece viva, no como imagen muerta, sino viva y, además, transfigurada. La visión dura poco tiempo y queda impresa para siempre en la memoria.
“No digo que es comparación, que nunca son tan cabales, sino verdad, que hay la diferencia que de lo vivo a lo pintado, no más ni menos. Porque si es imagen, es imagen viva; no hombre muerto, sino Cristo vivo; y da a entender que es hombre y Dios; no como estaba en el sepulcro, sino como salió de él después de resucitado; y viene a veces con tan grande majestad, que no hay quien pueda dudar sino que es el mismo Señor, en especial en acabando de comulgar, que ya sabemos que está allí, que nos lo dice la fe. Represéntase tan señor de aquella posada, que parece toda deshecha el alma se ve consumir en Cristo” (V 28.8).
(La fotografía de Brooke Shaden. La música de Serguéi Rajmáninov, Piano Concerto no.2 op.18 , interpretado por Anna Fedorova, nacida en Kiev (Ucrania) en 1990)
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