El estudio de la psique –alma-, siempre ha generado muchas líneas de investigación y desarrollado diferentes modelos, observaciones, técnicas, para respondernos preguntas sobre el ser humano. Somos únicos. Eso lo sabe y constata la ciencia. Somos seres complejos. Irrepetibles. Capaces de hacer cosas maravillosas, pero más allá de todo capaces de amar. Creados a imagen y semejanza de un Dios amor, somos amor.
Una señal, quizás la única, de una buena salud psíquica, independiente de la corriente que sigamos en psicología, es gozar de una buena capacidad de amar y ejercerla con los demás. Sincronizar el pensar, sentir y desear –“flow”-, para desarrollar vínculos sanos en la medida que nos relacionamos con los otros, y así ir aprendiendo a amar cada vez con más profundidad. La vocación de la persona, universal para todos, es la unión de amor con Dios, y por supuesto entre nosotros. Dios nos capacita para esta unión, la cual se irá dando en grados distintos, ya que hoy amo más a mi amigo, por ejemplo, que cuando empezamos a conocernos. Por lo cual, es de esperar que la unión –relación- irá en progresión constante y permanente, ahondando cada vez más. Y esto no se experimenta en las primeras moradas, en los primeros tiempos. En ellos, como describimos en post anteriores, experimentamos más lo que nosotros hacemos, que lo que hace el otro/Otro. Sentimos que somos más activos.
A medida que vamos intimando más, llegamos a las moradas místicas, donde se experimenta más la acción de Dios. Dios interviene más, es más activo con la persona. Momento donde el yo está transformado, donde dejamos nuestro narcisismo a un lado y nos volcamos en los demás. Aumenta nuestra capacidad receptiva y oblativa del amor. Respondemos con nuestro amor, centrándonos más en el otro/Otro.
La unión regalada de la que nos habla Teresa en las 5M no todos la necesitamos, por eso no la recibimos todos. Es un regalo que Dios nos hace para engolosinarnos si nos ve un poco flojos. Para poner un ejemplo desde donde yo lo entiendo, es como cuando en una clase la profesora explica a todos los alumnos un tema. Una vez terminada la explicación puede haber algún alumno que no lo haya entendido bien, o que le cueste un poco más adquirir el conocimiento. La profesora, empeñada en que el chico aprenda, se queda después de hora con él, se acerca a él y se lo explica las veces que sean necesarias. Eso que realiza es extraordinario –“sobrenatural”-, algo que hace de más, para que el otro siga avanzando. Por lo cual la unión regalada es una “sobredosis” de acción de Dios a quién Él considera que no termina de responder. Es un regalo a los que por la vía ordinaria no terminan de arrancar. Teresa, quien su temperamento no era fácil, recibió esa unión regalada. Brillantemente nos lo dice: “para que no quede por Él”.
Quien tiene esas experiencias de amor cada vez se centra más, lo centra y lo recoge el otro/Otro. Realiza un camino cada vez más profundo. Su mundo interno ha sido tocado y puesto en marcha, experimentando una transformación de su vida que le hace “salir” de sí al encuentro del otro/Otro. Solo el amor es lo que transforma a la persona. Llegar a amar como Dios nos ama –semejanza-, transformarnos en eso, y que lo expresemos poniendo todo nuestro ser al servicio de los demás.
María Noel
Comentario
Gracias!!! Me ha recordado a cuando era pequeña y había una profesora que se quedaba después de clase a explicarnos si no habíamos entendido. ¡Cuántas veces me acuerdo de ella!… Quizás nuestra vida sea eso:todo un recorrido para aprender a amar, para dejarnos amar y transformar. ¡Que grande que nuestro Dios sea nuestro maestro y pedagogo que nos enseña, y no se cansa. ¡Tantas veces como necesitemos…! Gracias. Un Abrazo