Maricruz Álvarez es profesional de la pintura y escultura, profesora de arte, madre de familia, mexicana y amiga.
Gran conocedora de santa Teresa, ha pintado las siete moradas (publicadas en un libro precioso), y ha realizado diversas esculturas sobre las moradas.
Es un lujo para quienes pasamos la pandemia, apreciar la belleza de un Dios que nos ama.


Una interpretación personal de como entiendo las Cuartas Moradas del libro de El Castillo Interior de Teresa de Jesús.
Esta morada es la etapa de transición. De gran movimiento para la transformación, donde comienzan a suceder cosas extraordinarias en el alma del viajero.
Y esto es posible porque ya hay espacio interior disponible.
Entrar a nuestro castillo nos conduce obligadamente al propio conocimiento y a un camino de oración constante.
Este camino de oración, según entiendo, es el pilar de este itinerario.
Perseverar en él para que se pueda ir revelando y manifestando este misterioso Rey que habita en mi interior.
Teresa nos habla de los diferentes grados de oración en esta morada. De los efectos que van produciendo en el alma del viajero.
Esta alma, al haber transitado por las moradas anteriores, ha permitido dejarse conducir con humildad. Y es la humildad, nos enseña Teresa de Jesús, el motor de todo este proceso.
El alma, en este tiempo de profunda purificación, ha comprendido lo que debe morir en ella, lo que es tiempo de entregar.
Esta luz, que cada vez es más evidente al interior de su castillo le permite ver con claridad.
No solo se han limpiado las habitaciones interiores que habían estado clausuradas por tanto tiempo y llenas de sabandijas.
Sabandijas que le impedían reconocer algunos de sus defectos de carácter.
También ha podido identificar las máscaras que le servían para protegerse, para esconderse detrás de ellas y ocultar la verdad… Esta alma ya está habilitada para librarse de ellas, y de tantas falsas creencias que la han condicionado.
Y además ahora, la mirada al exterior también se ha limpiado. Su conciencia se ha expandido por decirlo de alguna manera, su corazón se ha purificado, y ahora es capaz de ver la realidad con nuevos ojos.
Bien dicen por ahí que “ Como es adentro es afuera “.
Lo que sucede en esta estación de la cuarta morada es indescriptible.
Por eso Teresa de Jesús emplea símbolos e imágenes para darse a entender. En esta morada habla de fuentes y manantiales, de agua y arcaduces…
Eso es lo que intento transmitir en esta pintura que refleja agua abundante, fuentes, manantial infinito, limpieza, purificación, movimiento, expansión…
Así es lo que entiendo sucede en esta morada. Este es el título de la obra:
“… es aquél ensanchamiento; que así parece que como comienza a producir aquella agua celestial de este manantial que digo de lo profundo de nosotros, parece que se va dilatando y ensanchando todo nuestro interior y produciendo unos bienes que no se pueden decir “
(Moradas IV 2,6)
El amor crece. Es algo que no se puede describir pero sucede. Y sucede porque este espacio interior cada vez está más abierto y receptivo gracias a la oración.
La oración permanente . Mantenerse en presencia constante es oración.
Llevar a cabo una rutina personal y apartarme a orar diariamente también es muy conveniente.
Seguirá siendo la humildad la mejor aliada en este camino. Es lo que me mantendrá en un lugar seguro. Es lo que evitará que el ego siga gobernando en mi castillo.
La humildad y la inocencia que van de la mano.
Hacerse como niños nos pide Jesús de Nazaret. Porque el niño es dócil… El viajero al fin comprende que no puede nada por su cuenta y que solo soltando las riendas, dejando ir el control y confiando y entregándole todo a esa Presencia Amorosa que jamás se aparta, es como puede avanzar.
Cuesta trabajo entender eso de que hay que entregarlo “todo”.
A mí me ayuda verlo de una manera más simple… Entendiendo que mi vida es un don, un regalo. Que todo me ha sido dado, y que como nos lo enseñan estas personas sabias que alcanzan estados de conciencia iluminados, no debemos quedarnos nada para si.
De eso se trata en este juego amoroso de la vida. Y al vivir en el presente eso va sucediendo naturalmente.
Pues te estas entregando constantemente a lo que estás haciendo en cada momento con atención.
Y cuando vives así, vives en el amor, el Amor que subyace y sostiene toda la creación.
Así es como damos acceso a la gracia divina, al aliento del espíritu, a la Presencia del Padre, a nuestro Ser superior, no importa como cada quien lo entienda o lo quiera llamar… Pues se trata de algo inefable, algo que no se puede explicar con palabras, ni tampoco comprender con nuestra mente.
Es algo que sencillamente se experimenta. Se reconoce. Se vive.
Me parece que a partir de esta morada el alma comienza a vivir en el presente. Por eso la vida se convierte en entrega y donación permanente.
Cuando leemos este texto del Castillo Interior uno vislumbra claramente como Santa Teresa alcanzó estos grados de conocimiento y luz interior tan elevados. De amor y libertad. De gozo infinito.
De UNION plena con el Espíritu. La Divinidad. La Fuente misteriosa del Amor. El Padre.
Jesús de Nazaret era la perfección y tenía máxima conexión con el Padre. Es quien nos enseña lo que es permitir a Dios hacer Su morada en nuestro corazón. Jesús lo entregó todo, y al hacerlo comprendió todo…, y Dios le dio TODO.
Teresa de Jesús alcanzó a entrar en esta sublime relación con Dios a través del espíritu de Jesús, que ella identificaba como el Rey de su castillo.
Y es este espíritu el que nos trae el verdadero sentido de nuestra existencia. El que nos hace retornar … Volver a casa… Volver a la vida , a una vida en abundancia.
Más que la imagen de ese Jesús que murió por nosotros, este itinerario nos ayuda a comprender el verdadero significado y trascendencia de la vida de Jesús. De su paso por este mundo. Con la muerte de Jesús, su proyecto de vida apenas comenzaba…
Así lo entiendo.
El espíritu de Jesús habita en cada uno de nosotros y es ese espíritu el mismo que lo unificó con el Padre .
Y lo que nos enseña Teresa de Jesús es que este espíritu habita plenamente en la persona que alcanza a purificar su corazón. El corazón se gira…, se ha ido vaciando… Esta simplicidad es lo que el alma va recuperando pues ya ha vencido toda resistencia a dejarse amar por el Amado , como señalan tantos escritores místicos…
En las moradas superiores el alma recupera su inocencia original.
Ahora el anhelo de esta alma desasida ya solo apunta hacia el más alto bien que su espíritu ya es capaz de vislumbrar…
Ella sabe que antes de ponerse en marcha ya había sido buscada por el Amado, ya había sido llamada y que es ese mismo amor el que la sigue impulsando.
En esta morada el alma descubre que solo se puede amar de verdad a través de SU AMOR
Cuando leí el texto por primera vez, muchas citas me atraparon, pero la que más me gusta es la que elegí como título de esta pintura :
“ Para aprovechar mucho en este camino y subir a las moradas que deseamos, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, y así lo que más te despertare a amar, eso haced” .
(Moradas IV 1,7)
Cuando uno pinta, puedes tener una idea de lo que quieres expresar, pero al estar trabajando van sucediendo cosas por sí mismas, es como si eso que quiere expresarse sucediera a pesar de ti, algo así…
En esta pintura se ve una figura femenina. No recuerdo tener la intención de querer pintar a una mujer, pero ahora lo veo claramente como una interpretación del alma, el alma de cada persona, que es igual si se trata de un hombre o de una mujer.
Y lo que sucede en esta cuarta morada es que la persona ya está lista para amar de verdad pues es este Rey quien ha ido abriendo y ensanchando su corazón para dar cabida a Su amor.
Ya no ama con un amor limitado y condicionado. Un amor enfermo e inmaduro. Un amor codependiente.
Esta alma ahora ya es capaz de amar A TRAVES DE SU AMOR
Un amor que ya no se equivoca…
Se ve en la pintura esta figura femenina llena de luz, llena de amor …
Corazones en expansión…
El amor como la fuerza más poderosa que existe
“ Llegará el día en que después de aprovechar el espacio, los vientos, los mares y la gravedad; aprovecharemos para Dios las energías del amor. Y ese día por segunda vez en la historia del mundo, habremos descubierto el fuego.”
Teilhard de Chardin:
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