
María Jesús Jerez es teóloga y psicóloga. ( Licenciada en teología y psicología clínica. Conoce bien el Castillo Interior. Además es madre de familia, abuelita feliz, y muy comprometida con su parroquia y la diócesis.)
Nos conocemos desde hace años. Ha tenido la amabilidad de contestar a una pregunta que le hice para que todos pudiéramos beneficiarnos. Si tenéis dudas, o queréis hacerle alguna pregunta, no dudéis en hacerlo. Gracias.
¿CÓMO ENTRAR EN EL CASTILLO INTERIOR?
La imagen del castillo supone un despertar a la consciencia de lo que somos. Muchas veces no terminamos de conocernos del todo. Sin embargo, si hemos decidido entrar en nuestro castillo interior es porque sabemos que hay algo en el centro mucho más grande que nosotros. Algo que se convierte en el Alguien que nos espera. Y merece la pena descubrirlo.
Tenemos que vivir la vida que se nos ha regalado. Una manera de vivirla es entrar en ella, entrar en nuestro castillo interior. No podemos permanecer ignorantes de lo que sucede en su interior, porque todo lo que allí sucede es una maravilla que va cambiando nuestras vidas poco a poco.
Nos preguntamos qué tenemos que hacer para entrar ahí, nunca lo hemos intentado. En realidad, es más fácil de lo que nos parece. Todo comienza con la decisión firme y el deseo de entrar hasta el centro.
Estamos ya ante la puerta y comenzamos buscando la manera de atravesarla. Podemos traspasarla con nuestro conocimiento. Nuestro propio conocimiento, lo cual supone saber quién soy y cómo soy. Una vez que me reconozco con mis valías y mis imperfecciones, tengo en mi poder la libre voluntad de cambiar, o no, lo que no me gusta de mi mismo. Pero sé que no soy perfecto, sólo al final lo seré, cuando consiga estar cara a cara con el Rey de mi castillo. El rey que me espera.
A medida que voy dando pasos me voy despojando de todo lo que me molesta: de mis deseos, de mis emociones, de mis conocimientos, de mis actitudes, de mis prioridades, de mis egoísmos, porque ahora sólo quiero comenzar el camino y empezar a ser feliz andando en algo que merece la pena. Y voy deshaciendo estas capas que me envuelven porque son cosas que no me interesan para andar mi camino y pasar por la puerta. Tengo que quedarme desnudo, estar sólo yo. Y quererme como soy. Imperfecto, áspero, ágil, deseoso, temeroso… Como en estas primeras moradas casi no llega la luz, debo vaciarme de todo para evitar tropiezos. Me miro y me reconozco. Soy yo y me quedo así, sin lastre…
Nos dice Sta. Teresa que la primera morada es como un espejo para la humildad, porque empezamos a percibir que el Rey que está en el centro del castillo es muy grande. Y yo, muy pequeño.
La puerta es estrecha, pero la sorteo y agrando por medio de la oración. La oración me acerca a Dios y me ayuda a conocerlo para quererlo más porque yo no puedo amar a alguien que no conozco.
IDEAS CENTRALES: Conocimiento de mí mismo y oración.
Deja un Comentario