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“El arte para servir a Dios” es un libro escrito por el franciscano Alonso de Madrid que Teresa aconseja leer antes de entrar en el mundo de las virtudes. En él comprobamos que la teología de las virtudes llamada por ella “efectos” debe mucho al libro. Sigue sus indicaciones en la estructura y las explica a su manera y en el orden que le parece mejor. Recorren todos su escritos, sobre todo, los primeros capítulos de Camino de Perfección.
”Puede en este estado hacer muchos actos para determinarse a hacer mucho por Dios y despertar el amor, otros para ayudar a crecer las virtudes, conforme a lo que dice un libro llamado Arte de servir a Dios, que es muy bueno y apropiado para los que están en este estado, porque obra el entendimiento” (Vida 12.2).
Las virtudes se solicitan a Dios y al mismo tiempo se conquistan, son una consecuencia de la meditación en los misterios de la vida de Cristo: “La verdadera santidad se encierra y consiste en un solo punto, que es ser un espíritu y de un querer con Dios, aunque para venir a tan alto punto como el sobredicho se requiere pasar por el camino de todas las virtudes que en el santo evangelio y Escritura santa se escriben, y el Hijo De Dios nos enseño con tanto trabajo cuanto sabemos” (p.100 Y 104).
La persona ha de procurar ir eliminando sus defectos de carácter y pecados e ir construyendo una nueva forma de vivir con las virtudes, “amenguar los vicios y hacer crecer las virtudes” (p.123 y 125).
La virtud de la humildad “es fundamento de todo” dirá el autor y Teresa le seguirá (p.133). Lo primero es la oración, ”lo segundo, en fabricar con muchos actos particulares, como con materiales, estos habitos de virtudes“ (p.135).
La pasión de Cristo ocupa un lugar primordial y la mayoría de ellas nacen del sufrimiento de Cristo, “no espere ninguno enriquecerse en virtudes si del Hijo de Dios humanado no las aprende, y en especial en su sagrada pasión” (p.141 Y 149).
En la meditación obra el entendimiento, meditando los misterios de la vida de Jesús, adquirimos las virtudes o forma de vivir la vida imitandole como amigo y Señor nuestro que es, y de ahí se despierta la voluntad, potencia del alma que como veremos encierra el amor (p.113 y 117).
(sigo la edición de la BAC, en el primer volumen de la serie Místicos Franciscanos, Madrid, 1948; con una excelente introducción de Juan Francisco Gomis; nos dice en la introducción que la primera edición data de 1521 y no de 1526 como se creía hasta entonces).
Comentario
El Señor nos pide las obras, porque al fin de todo nuestro camino será la medida del amor.