
El paraguas significa el texto recibido, lo escrito en las tres primeras moradas.
Los genios no inventan todo. Son capaces de captar el espíritu de una época, asumen la historia y el momento que les toca vivir, lo reflexionan y asimilan, y lo lanzan de nuevo enriquecido con su creatividad lo más lejos que pueden.
Es el caso de Teresa.
En el siglo V se escribió el primer itinerario espiritual (Gregorio de Nisa, en su “Vida de Moisés”). En ese mismo siglo se inventan las tres etapas de la vida espiritual, los que se inician, los que van progresando y, por último los que llegan a la unión con Dios (Dionisio Areopagita). A comienzos del segundo milenio Bernardo de Claraval establece otro criterio: estamos creados a imagen De Dios, y nos conocemos para ser humildes; segundo, meditamos los misterios de la vida de Cristo Hombre; y, tercera, la unión con Dios. Es la que sigue Teresa.
Las tres primeras moradas explican los dos primeros pasos de Bernardo. Ahora bien, ella lo hace a su manera, describiendo la situación espiritual aplicada a cada una đe las moradas. Añade una tercera morada.
Porque Teresa pertenece al movimiento de “Los recogidos”.
Me explico.
La necesidad de renovar la Iglesia venía de atrás, de mucho antes del siglo XVI. Primero pensaron las órdenes religiosas en la necesidad de volver a la Regla y Constituciones de cada orden. Se les llamaba los “observantes”. Otros, pensaron más tarde que cumplir unas normas era insuficiente si no cambiaban los corazones. Ahí nació este movimiento de gran influencia en el siglo XVI al que Teresa se suma. Sin que los corazones cambien no hay nada que hacer. Había que llegar al fondo y así cambiarían las personas y con ellas la sociedad. Se trata de un cambio desde lo profundo. De ahí viene la oración de recogimiento de las terceras moradas.
Por otra parte, antes las grandes crisis, la Iglesia siempre ha respondido de la misma manera: enseñar la oración de meditación al Pueblo De Dios, es decir, ir más allá de la oración vocal y aprender a rezar con la Biblia; y atender a los pobres y a los que sufren (ver el evangelio del domingo pasado).
Los regalos del paraguas
Si os fijáis al leer las tres primeras moradas, remite una y otra vez a escritos anteriores. Se refiere al libro de la Vida (igual a V). Y a Camino de perfección (igual a C). No repite lo que dijo en esos dos libros. Luego el Castillo es un libro incompleto.
Debemos recurrir a la lectura de escritos anteriores en casi todas las moradas, salvo en la séptima, que es inédita.
Un ejercicio a practicar en cuanto podáis consiste en leer los capítulos 11 al 13 de Vida y a continuación las tres primeras moradas. Veréis que sigue los mismos razonamientos.
Por ejemplo, en la primera morada del Castillo faltan elementos esenciales de la espiritualidad Teresiana: Dios y la oración vocal. Deben incluirse en la doctrina de la primera morada y son dos cosas que veremos en los días siguientes.
Un fuerte abrazo a los “siervos del amor”, deseosos de vivir las siete moradas con la profundidad que Dios nos conceda.
Deja un Comentario