Hola, soy Pilar. Pili para los amigos.
Hace tiempo que conozco este blog, y mucho más a Antonio Mas. Me invitó a participar.
Vivo este encerramiento con mis padres.
Hace ya unos cuantos años, nací con parálisis cerebral, cuento con un 83% de discapacidad reconocida (aunque eso siempre es relativo).
Ahora somos tres interdependientes en casa: mi madre cognitivamente, situación que se está agravando estos días al no salir; mi padre de los pies, problemas de circulación. 86 años.
Mis hermanos traen la compra y la dejan a la puerta casa.
Con mi pareja, que vive a 10 minutos, me veo todos los días por Skype, mañana y noche. Decidimos que no viniese la chica que nos ayuda 2 o 3 días en semana, por seguridad. Nos vamos defendiendo.
Estoy teniendo muchas relaciones con amigos, profesores, escritores… casi más que de habitual.
Tengo la sensación de que vivo en una pesadilla, o en una película o novela de ficción. Las cifras duelen, las calles tristes… pero aún duele más si a las víctimas les pones un rostro, o si es un amigo o familiar. Entonces para de ser una alucinación a ser una tragedia, muy cercana.
A mi chico y a mí nos has quitado todo: tres libros a la puerta (soy escritora), un viaje a Tierra Santa, los cumpleaños, el bono del Auditorio… hasta poder estar juntos.
El cine o el parque por el que tanto nos gusta pasear los veo lejanísimos, y con nostalgia. Estamos sanos.
A veces me subiría por las paredes… Pero los humanos tenemos gran capacidad de sobrevivir, de superarnos. Me sorprendo a mí misma. ¿Porque somos imagen de Dios?
Quizá me falte la oración de las cuartas moradas, el pararme y meterme dentro, pero lo tengo presente en cada momento.
¿Volveremos a ser los que fuimos? Confieso que tengo miedo.
Os copio un texto, que escribí para la revista Humanizar, que me hace ver lo que me da un poquito de paz en mitad de esta tormenta.
Escribir me ayuda a conocerme, conoceros, conocernos a todos.
Estos textos quiero que lleguen al grupo, son abiertos.
Un abrazo.
La fuerza de los límites
Desde mi sillón
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Cuando escribo estas líneas, nos encontramos en estado de alerta nacional. Nunca había pasado.
He dejado aparcada mi flamante silla de motor, por casa tengo alas, desde las rodillas hasta la mente. La accesibilidad universal lo es de tabiques para adentro.
¿Qué me mantiene anclada a la realidad y la ilusión?
Tras un primer momento de negarlo y de shock, comprendí que podía transformarlo en un huerto interior, con todas mis plantas favoritas.
Crear es como un árbol que debe alimentarse cada día, con mimo, con paciencia, con mucho esfuerzo a veces para que el agua llegue a la raíz; nutriéndolo de dentro hacia afuera. Como criar a un hijo, entraña de tu entraña, e ir viéndolo crecer.
En el centro del árbol, la familia. El tronco más robusto de los padres; las ramas paralelas y más largas de mis hermanos; sus retoñitos frescos, que alientan de color y de esperanza nuestro futuro. También hay que regarlo más dentro de nosotros, y echar en él raíces.
Y crecen otros árboles, arbustos, enredaderas, flores, en el jardín. Amigos, conocidos, todas las relaciones que hemos ido plantando con los años nos dan sombra y cobijo en momentos difíciles.
El ailanto, el olivo, la palmera, el ciprés… representarían la sed espiritual. Fundamental saciarla en tiempos de sequía.
“Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto”
(Juan, 15, 5)
Como dice mi pareja: “Riega y cuida la paciencia, que de sus frutos tenemos que comer. Poda cada día la ansiedad y el nerviosismo, que poca ganancia dan y mucho perturban”.
María Pilar Martínez Barca
6 Comentarios
Un abrazo, Pilar. Hace ya días que no nos vemos. A ver si lo arreglamos cuando se pueda.
Gracias, Pilar! Me encanta todo lo que dices y cómo lo dices. Cada uno de tus escritos nos lleva a un gran viaje interior. Un abrazo.
Gracias mil,Pili.
Yo no te conozco pero sé que en ese huerto donde hay fresca sombra, estaría muy a gusto acompañándote a regar esas plantitas de paciencia.
Gracias Pili, Siempre con esa vitalidad y alegría que te caracteriza. Me encanta leerte. Un abrazo
Pilar ,que lindo ,no te conozco mas te admiro tanta valor un abrazo continua escribiendo ……
Gracias Pili. Un abrazo