In English, here.
Recurro al parecer de dos especialistas y así tenemos más criterios para comprender la virtud del desasimiento:
El desasimiento o desprendimiento “consiste en una opción por Dios, según la cual se hace de él el único bien, quedando todos los demás relativizados y valorados sólo desde su conexión con el bien absoluto” (definición de Secundino Castro en su libro “Ser cristiano según santa Teresa).
La opinión de F. Malax: si partimos del único absoluto que es el Dios de Jesucristo, el resto es segundo o secundario. El punto de partida es vivir la experiencia del gran amor de Dios:
“Ahora vengamos al desasimiento que hemos de tener, porque en esto está el todo, si va con perfección. Aquí digo está el todo, porque abrazándonos con solo el Criador y no se nos dando nada por todo lo criado, Su Majestad infunde de manera las virtudes, que trabajando nosotros poco a poco lo que es en nosotros, no tendremos mucho más que pelear, que el Señor toma la mano contra los demonios y contra todo el mundo en nuestra defensa. ¿O Pensáis, hermanas, que es poco bien procurar este bien de darnos todas al Todo sin hacernos partes?” (C 8.1; leer todo el capítulo).
Se trata de llegar a una libertad total, pues la entrega del corazón “al verdadero amigo y esposo vuestro” es la causa de “esta libertad” de toda dependencia (C 9.1); “Porque somos tan miserables y tan inclinados a cosas de tierra, que mal podrá aborrecer todo lo de acá de hecho con gran desasimiento quien no entiende tiene alguna prenda de lo de allá. Porque con estos dones es adonde el Señor nos da la fortaleza que por nuestros pecados nosotros perdimos. Y mal deseará se descontenten todos de él y le aborrezcan y todas las demás virtudes grandes que tienen los perfectos, si no tiene alguna prenda del amor que Dios le tiene, y juntamente fe viva” (V 10.6).
El nivel de desasimiento dependerá mucho de la situación de cada uno, no es para todos igual; ni tampoco el tiempo que nos cueste llegar a esa libertad interior y exterior. Pone algunos ejemplos, “un no se nos dar nada que digan mal de nosotros, antes tener mayor contento que cuando dicen bien; una poca estima de honra; un desasimiento de sus deudos, que, si no tienen oración, no los querría tratar, antes le cansan” (V 31.18). Libertad sin ataduras, incluso del excesivo cuidado de nuestra salud (C 10.5), o de nosotros mismos. (F. Malax, en el Diccionario de santa Teresa).
Deja un Comentario